¿Funcionan las sanciones a Rusia?

Ricardo Israel

Por: Ricardo Israel - 28/05/2023


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Al parecer Rusia ha conquistado Bajmut o está a punto de hacerlo, pero la guerra está estancada. La pregunta sigue siendo para que sirve ahora. En el fracaso ruso para ganar la guerra no solo influyen Ucrania y la OTAN, también ha habido problemas logísticos, de corrupción, el conflicto de Wagner con los generales y de conducción militar, con al menos 4 comandantes a cargo en solo 15 meses.

¿Pero puede ser ganada por Ucrania? En el día de hoy, tampoco parece.

Comenzó como guerra de movimientos para transformarse en una de posiciones, una que recordaba la primera guerra mundial, para devenir en lo que Bajmut se transformó en símbolo, una guerra de destrucción, que recordaba a Stalingrado.

Ni siquiera la penetración en la provincia rusa de Belgorod desde Ucrania marca un antes o un después, ya que por ahora parece compensar comunicacionalmente la aparente caída de Bajmut y sobre todo, que se envíen tropas del combate a la protección de las fronteras, en preparación de la contraofensiva anunciada.

La raya para la suma es que sigue siendo una guerra estancada y a pesar de la carnicería de Bajmut no hubo cambio.

Tampoco parecen haber nuevas armas que generen esa posibilidad, tanto que hoy se reducen las expectativas de los F16, por problemas variados que incluyen desde la preparación de pilotos hasta el hecho de responder a la pregunta de la existencia de aeropuertos suficientes para despegar y aterrizar varias veces en el día en territorio ucraniano, ya que se ha reiterado que no se desea que lo hagan desde otros países.

Incluso, todavía no hay claridad en la afirmación de que no se usarían en territorio ruso ya que para este país Crimea lo es, lo que no es reconocido por muchos países. ¿Se combatirá allí?

Y es ese territorio lo que hace reaparecer el elefante en la cristalería de la amenaza rusa de uso del armamento nuclear, no como arma de destrucción final sino para su uso táctico, amenaza que no existía desde la guerra fría, y que hace entrar en un terreno en que hay ambigüedad, más dudas que certezas.

Por ahora, sigue siendo una guerra de destrucción, un tipo de guerra donde Rusia tiene una experiencia marcada, como invasor y también, Napoleón y Hitler mediante, como invadido.

Y hoy, a pesar de todo, Ucrania no parece tener la defensa contra misiles que se suceden unos tras otros, incluyendo desde Rusia, el mar o el aire, por lo que la destrucción de Ucrania es terrible, algo que conmueve, y cuyo futuro costo puede incluso dificultar aún más su incorporación a Europa. Dados los montos, ¿querrá la Unión Europea o los electores pagar parte importante de la cuenta?

¿Habrá una pausa después de Bajmut y antes de la contraofensiva con Prigoshin y el grupo Wagner cediendo su rol a los chechenos y camino a guerras que los esperan a cambio de remuneración en África y otros lugares?

Si es así parece ser momento oportuno para hablar de las sanciones, donde periódicamente se anuncian nuevas, pero no ha existido un debate público sobre su efectividad, en el sentido que desde su aparición no parecen cumplir con el objetivo inicial de detener la maquinaria bélica rusa, y donde su alianza creciente con China puede lograr que esta cumpla un rol de abastecimiento de municiones que tanto necesitan ambos en el campo de batalla, y donde la actual producción rusa como la de los países de la OTAN parece ser insuficiente.

Siempre he pensado que el apoyo chino a Moscú se va a notar en las hoy imprescindibles municiones, más que en algún sistema de armas, con una capacidad industrial que puede cumplir un rol similar al de USA en la segunda guerra para Inglaterra como también para la entonces Unión Soviética.

Y para alejar toda duda, después del G-7 de Hiroshima y como espejo invertido, Xi Jinping recibió al primer ministro ruso Mijaíl Mishustin y le ofreció todo el apoyo de Beijing a los “intereses fundamentales de Rusia”.

Las sanciones deben ser revisadas, lo que es necesario desde hace años, toda vez que tampoco funcionaron contra Saddam o para detener a los ayatolas en la búsqueda de la bomba atómica.

Por cierto, su objetivo no fue solo el retiro de grandes marcas o el cierre de los McDonald’s, sino que Rusia no tuviera la capacidad de desarrollar la guerra, y hoy en día, ha habido problemas puntuales, pero la capacidad de Rusia no se ha detenido en momento alguno.

Por otra parte, y además, como lo demuestra la realidad actual, Rusia no ha logrado ser aislada. Si lo ha hecho en el grupo que incluye a algunas de las economías más grandes como lo son el propio Estados Unidos, Europa, Canadá, Australia, Japón, pero no el resto del mundo, como parece indicar no solo la alianza de China, sino también India, y buena parte de América Latina, el mundo árabe, África y Asia donde predomina la indiferencia, y el apoyo en algunos casos.

La mejor expresión de esta actitud fue la negativa de Lula a reunirse con Zelenski, donde hay intereses, pero quizás también simpatía para Rusia, y preferencia por el BRIC. Por cierto, Lula parece haber desperdiciado una oportunidad, marcando cuan diferente es el mundo de ahora con aquel de sus gobiernos anteriores.

Mas aun, el petróleo y el gas siguen vendiéndose con un descuento, para beneficio de países como China o la India, y Europa parece haber sufrido problemas variados con el gas y el mundo, con los alimentos, aunque ambos se han adaptado y no hay crisis ni en el precio ni el abastecimiento, como tampoco con el petróleo.

Por su parte el autoritarismo de Putin sigue gobernando y no parece haber en el futuro inmediato crisis o alternativa, quizás un rol creciente para los gobernadores al interior del propio sistema, a no ser que se produzca una derrota catastrófica en el campo de batalla, que no parece ser el escenario mas probable. Mas aun, dada la continuidad de intereses territoriales, desde el zarismo a hoy en día (incluyendo la etapa comunista), no hay evidencia que la salida de Putin traiga consigo un cambio en los intereses históricos de Rusia.

Rusia ya no pudo lograr sus objetivos de alejar a Ucrania de la OTAN y, por el contrario, la acercó a Estados Unidos y a Europa, pero la situación actual tampoco parece mostrar que vaya a ser derrotada como consecuencia de ese fracaso. Estancamiento, que en otras ocasiones (Corea en los 50s) ha producido un cese del fuego, pero hoy ello no se da, ya que no han perdido ninguno de los combatientes la voluntad de seguir luchando.

Los objetivos de las sanciones incluían pérdida de poder para Putin y que Rusia no pudiera disponer de recursos para su invasión y no se han logrado. La revisión de esta realidad es imprescindible, ya que si hoy se quisiera usar sanciones similares contra China probablemente no se lograría el propósito, en ello influye su inmenso poder económico, por lo que quizás una politica de “cancelación” no encontraría el mismo apoyo en las empresas occidentales, dada la importancia de China en importaciones y exportaciones.

China es un adversario distinto y que tiene una decisión tomada sobre intentar el reemplazo de Estados Unidos como la gran superpotencia del mundo, y en el caso de sanciones, si no cumplen su propósito con Moscú, menos lo van a lograr con Beijing.

¿Estaremos presenciado como se genera un mundo que será más inestable? Una guerra estancada, pero no reconocida esa situación como tal por los combatientes, al menos apunta a una proliferación nuclear, toda vez que el uso posible de armas atómicas tácticas alumbra un escenario estratégico diferente a los presupuestos de la guerra fría, más aún, con su despliegue en un lugar de donde habían desaparecido en los 90s como Bielorrusia.

No solo por las bombas norcoreanas o la iraní a punto de ser lograda, si es que ya no existe, sino porque los derrotados de la segunda guerra, parecen no solo sentirse obligados a abandonar sus convicciones pacifistas, sino también pensar en lo que hasta hace poco era impensable, la bomba propia, accesible por recursos y conocimiento, Rusia como detonante para Alemania, y China para Japón, con una arquitectura institucional tan obsoleta como la propia ONU.

Además, en un mundo donde el gasto militar sigue creciendo, y donde a pesar de todo, muchos países “incluyendo Estados Unidos y Francia” continúan comerciando con Rusia bienes y tecnología relacionada con el sector nuclear, a pesar de las sanciones.

Es así como en el muy prestigioso think- tank de estudios estratégicos del Reino Unido Rusi (Royal United Services Institute) se informaba que el valor de las importaciones rusas de Estados Unidos y de Francia alcanzaron los US$ 1,2 billones el 2022 en el Harmonized System (HS) Code 284420 que incluye el uranio enriquecido” (Darya Dolzikova, Catch-235: Western Dependence on Russian Nuclear Supplies is Hard to Shake, 12 abril 2023)

¿Algo marginal, confusión o solo otra arista de la realidad, aquella a la que ha aludido Henry Kissinger recientemente en The Economist y en Infobae (18/5/23)?

La verdad es que yo echo de menos a la gran prensa, analítica, critica, orientadora, ese ejemplo mundial que tuvo Estados Unidos en el pasado y que hoy, sumida en la confrontación interna de la politica estadounidense, se echa de menos.

Fue vital en su triunfo de la guerra fría, sobre todo en su rol de orientación para quienes tomaban decisiones y que, en situaciones estancadas como la actual, se necesita para aportar los hechos desnudos y no solo el juicio moral personal, ya que ante la falta de comprensión pueden predominar decisiones equivocadas.

Una elite sin las luces del pasado occidental parece necesitarla, al igual que yo.

@israelzipper

Abogado, PhD. en Ciencia Politica, excandidato presidencial en Chile (2013)


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