Por: Beatrice E. Rangel - 10/09/2025
Los Estados Unidos acaba de declarar en el mes de Agosto una suerte de guerra a muerte a las organizaciones criminales que pululan libremente por las Americas. Su avance y control de las vías comerciales y conductos financieros es innegable. Y su determinante peso es evidente en Brasil, Colombia, Ecuador; Honduras, México y Venezuela. Esto sin contar a Haití donde de facto gobierna el crimen organizado via Johnny BBQ Cherizier.
Esta situación contrasta con las predicciones hechas por los dirigentes del mundo en el año 2000 cuando se suscribió en la ciudad de Palermo, Sicilia la convención de las Naciones Unidas contra el Crimen Organizado Transnacional. Según esos lideres el instrumento internacional permitiría sojuzgar al crimen y establecer sociedades viables en los territorios controlados por tal flagelo
25 años después la situación es completamente distinta a lo que se avizoró en el momento de la firma de la convención. En el 2000 los sindicatos del crimen no pasaban de 50 y según la oficina de las Naciones Unidas sobre Crimen y Drogas y los ingreso del crimen organizado transnacional ascendían a cien mil millones de dólares. Hoy según esa fuente más el Banco Mundial la BIS y la FATF los ingresos del crimen organizado transnacional ascienden a aproximadamente a $24 millones de millones anuales: Esto sin incluir los crímenes cibernéticos que alcanzan un millón de millones al año. Los gastos de combate, por su parte, se sitúan en 3.6 millones de millones anuales. Mientras tanto la multiplicación de las entidades criminales se ha exponenciado llegando a sobre pasar las 1000.
Estos desarrollos sirven para hacernos cargo de la magnitud de la tarea a que se enfrenta el aparato estatal de los Estados Unidos. Porque el rimen organizado transnacional no es un fenómeno comercial. Sino un sistema de vida para una proporción nutrida de la población mundial.
En efecto si analizamos los factores que explican el poco éxito que se ha tenido en combatir el crimen organizado transnacional caemos en cuenta que no son de carácter coyuntural sino que cuentan con permanencia estructural. Ya que comenzando por el costado económico. - como bien indicara Milton Friedman-las peores perversiones económicas tiene origen en los monopolios. Los monopolios, según su opinión, solo sirven para crear renta a quienes los explotan mientras penalizan la resto de la sociedad. El estado tiene la facultad de crear o disolver monopolios a través de las regulaciones. Cuando se prohíbe algo se crea un monopolio para aquellos que no están dispuestos a acatar la prohibición. Y estos sujetos extraen rentas monopólicas que en el caso de las drogas son elevadas por el valor de mercado que tiene la mercancía. Se crean así las condiciones para que los que explotan el comercio de bienes prohibidos extraigan elevadas rentas monopólicas con las cuales pueden subvertir cualquier aparato estatal.
En segundo lugar esta la pobreza crónica que exhiben los países productores de droga, de migrantes y con un acervo de fauna y flora exóticas. Esta tiende a perpetuar ese y otros negocios delictivos. La pobreza crónica que afecta al 44% de la población mundial es producto de ausencia de libertad; ausencia de estado de derecho y falta de educación y empleos de calidad, atención médica inadecuada, inseguridad alimentaria y de vivienda, redes de seguridad social débil o deficiente y los efectos agravantes de los conflictos, el cambio climático y la pobreza intergeneracional. En América Latina las villas miserias que rodean a las grandes ciudades son incubadoras inmensas de actividades criminales. Porque se trata de habitantes que han perdido la esperanza de progresar al estar condenados a trabajos informales que sirven para perpetuar su estado de pobreza. Y es de allí de donde salen los ejércitos con que opera el crimen organizado transnacional.
Y en tercer lugar y no menos importante está el consumo de drogas y otras sustancias psicotrópicas por parte de las clases medias de los países punteros de la economía mundial. En estos países a partir de los años sesenta la juventud ha sido consumidora de drogas. Luego se sumaron al público consumidor en el caso de los Estados Unidos los representantes de una clase media depauperada gracias a las crisis económicas de las postrimerías del siglo pasado y comienzos de este siglo. El estallido de la burbuja de la internet destruyó entre cinco y nueve trillones de riqueza en instrumentos financieros. Luego en el 2008 explotó la burbuja de las hipotecas, Allí se perdió el 4.8% del PIB de Estados Unidos. A estas dos crisis se unió el lento pero imparable cambio de la estructura del empleo como consecuencia de la digitalización que hizo desaparecer ocupaciones tanto en el sector manufacturero como el de los servicios. Estos procesos lanzaron al 12% de la clase media norteamericana a la pobreza y de allí al consumo de drogas. En el caso de Europa el publico consumidor de droga es una mezcla de elites económicas y jóvenes que no encuentran empleos.
El recuento de los factores estructurales que alimentan el sistema de poder que representa el crimen organizado transnacional nos lleva a concluir que la actual campaña que libra el gobierno de los Estados Unidos para erradicarlo solo va a atender los danos colaterales. Estos son reducción de la violencia; dificultades de acceso al sistema financiero internacional y abandono de posiciones públicas en estados done los lideres de los carteles delictivos son jefes de gobierno. Pero para erradicar al crimen organizado transnacional es necesario mejorar el acceso del 44% de la población del mundo a los servicios básicos (educación; salud; vivienda). Y eso va a tomar buena parte de este siglo.
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