Maria Corina Machado, aplausos y chirridos

Luis Gonzales Posada

Por: Luis Gonzales Posada - 15/10/2025


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Para el encadenado pueblo venezolano y sus casi 8 millones de expatriados ha sido gratificante conocer que María Corina Machado recibió el premio Nobel de la Paz. Pero también es una noticia emotiva para los demócratas del hemisferio que acompañan desde hace viente años al golpeado pueblo llanero en su treja lucha por la libertad; un esfuerzo que ha costado miles de muertos y encarcelados.

Contrario sensu, las fuerzas de la oscuridad, del totalitarismo, del mal, reaccionaron con furia.

Uno de ellos, el turbio dirigente español del partido Podemos, Pablo Iglesias, demostró su catadura (o excrecencia) moral manifestando que "el premio se lo hubieran dado mejor a Hitler", comentario infame elegantemente replicado por la galardonada al expresar que

"dependiendo de quien viene, los ataques pueden ser los mayores elogios".

Maduro rompió su fúnebre silencio inicial para tildarla de "bruja demoniaca" y cerró la embajada en Noruega, ignorando que la Academia es una institución independiente del gobierno de Oslo.

El ex presidente de España, José Luis Rodríguez Zapatero,

despreciable empleado del dictador venezolano, calla, al igual que el insulso jefe de Gobierno, Pedro Sánchez, mientras la mandataria mexicana, Claudia Sheinbaum, en una patética demostración de cinismo, no opina con el fútil pretexto de que "respeta la soberanía de los pueblos", lo que no hizo cuando presionó a nuestro país para que repongan en la jefatura del Estado al fallido golpista, Pedro Castillo.

Los cubanos y nicaragüenses cabizbajos, porque perciben el premio como un golpe directo a sus regímenes dictatoriales.

Rusia, Irán, Hamas, Hezbolla, los cárteles de las drogas y los sicarios del Tren de Aragua también están de luto.

Por su lado, el sátrapa cubano Miguel Díaz-Canel calificó de "vergonzoso" el otorgamiento del premio, mientras un enardecido Evo Morales, oculto en el Chapare, para eludir la orden de arresto por violar a una menor de 15 años, dijo que el reconocimiento "es respaldar la mentira por encima de la verdad, las guerras por encima de la paz y la esclavitud por encima de la libertad", disparates que proyectan el estado psicopático del fugitivo líder cocalero.

Pero, bueno, ya el galardón está en poder de una lideresa a quien conocimos hace 12 años, el 16 de mayo del 2013, cuando el entonces alcalde de Pueblo Libre, Rafael Santos, la recibió en un apoteósico mitin de solidaridad en la plaza Bolívar, al pie de la estatua del Libertador. Al culminar el evento cívico, nos trasladamos a su hotel en Miraflores. Tenía el rostro hinchado, con moretones, porque el 30 de abril fue brutalmente agredida por una parlamentaria chavista al reclamar al presidente de la Asamblea Legislativa que abra las puertas del hemiciclo para que ingrese la prensa.

Al subir al estrado fue agredida a puñetazos y puntapiés. Fue lanzada al piso con el tabique roto, ensangrentada, mientras Diosdado Cabello reía, deplorable escena captada por la televisión.

Juan Lozano, periodista y senador colombiano, sostuvo que "quienes han padecido en carne propia y de manera absolutamente cercana en la frontera, los horrores de la dictadura que se robó la elección de Venezuela y los tentáculos del cartel de los Soles, lloraban de dicha, querían hacer caravana de celebración y misa de acción de gracias porque entienden la inmensidad de la lucha que decidió librar María Corina, lo que esa lucha ha representado para Colombia y lo inconmensurable de su coraje".

Luego agrega que María Corina "por amor a su pueblo y a su patria, ha desafiado todo lo que parece letal, pestilente, y a veces inderrotable en nuestra América...

Y todas esas infamias, una a una y todas a la vez, se han compendiado en las figuras diabólicas de Nicolás Maduro y sus compinches a trincherados: la corrupción, el narcotráfico, la represión, la violación de los derechos humanos, el engaño, la trampa, la mentira, la codicia, la arrogancia, el cinismo, el fraude, el abuso de poder, la maldad, la crueldad, el descaro, la desfachatez, la desvergüenza".

Mujer de admirable templanza, valiente,

Indoblegable, María Corina siempre ha enfrentado la represión y los obstáculos impuestos por la dictadura. Ganó una diputación y el gobierno la retiró de la Asamblea Lagislativa. Años después triunfó en las primarias de la oposición con 95% de votos, pero fue inhabilitada El

año pasado no permitieron que postule a la presidencia y, ante ello, apoyó al embajador Edmundo González, que ganó con 70% de los sufragios. Así lo certificaron veedores de la OEA, del Centro Carter y la Comunidad Europea. Sin embargo, el Consejo Nacional Electoral, apéndice del régimen, se niega a publicar las actas, conforme ha denunciado el Panel de Expertos de Naciones Unidas y así, sin más trámite, declaró triunfador al perdedor, Nicolás Maduro, que ha extendido su mandato seis años más.

El Premio Nobel, en suma, no solo es un merecido reconocimiento a esta corajuda luchadora social demócrata sino un zarpazo moral a los dictadores mafiosos y a sus cómplices, a la vez que un estímulo moral a quienes batallan contra las satrapias.


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