Por: Alexis Ortíz - 2019/03/20
Share:Bolivia perdió su salida al mar en la absurda Guerra del Pacífico entre 1879 y 1883. Ahora es un país de contrastes y biodiversidad pero mediterráneo, atrapado en el centro de Sudamérica. Su historia ha sido de escaramuzas, inestabilidad y autoritarismo.
Hoy Bolivia sufre el gobierno más infame de su historia. Lo preside un caudillo cocalero, demagógico, corrupto y represivo, el engreido Evo Morales.
Evo, controlado por el comunismo cubano y aliado de Hugo Chávez, Nicolás Maduro, Luiz Inácio Lula da Silva, Hezbolá, Hamas, Rusia, China, Irán, Turquía y otros entes impresentables, ha hecho del descaro su modo de hacer política.
Con desparpajo declara que él viola las leyes y que después sus abogados se encarguen de remendar el descosido; lo acusan de asesinar a unos supuestos terroristas en Santa Cruz y no da explicaciones; destruye un parque nacional (TIPNIS) y reprime a los indígenas que lo habitan, al tiempo que imposta ser devoto de la Pachamama, la Madre Tierra. Lo más bochornoso es que pretende ser candidato presidencial una vez más, cuando el pueblo boliviano, de manera mayoritaria y contundente, decidió en un referendo el 21 de febrero de 2016, que él y su cómplice, el vicepresidente Álvaro García Linera, NO podían ir a una nueva reelección.
Pero para Evo Morales las leyes y las decisiones de los ciudadanos son realidades prescindibles y despreciables. Él ya se acostumbró a hacer lo que le da la gana. Abuso, represión y descaro son sus consignas.
Eso lo pueden ratificar sus prisioneros, desterrados, agredidos y proscritos, entre otros: Leopoldo Fernández, Marco Justiniano, Mario Cossío, Sabina Cuéllar, Roger Pinto, Carlos Sánchez Berzaín, Manfred Reyes, Gonzalo Sánchez de Lozada, Branko Marinkovic, Mario Bruno, Eva Landau, Víctor Hugo Cárdenas, Guido Añez, Carlos Valverde, Ernesto Suárez, Guido Guardia, entre otros.